viernes, 22 de octubre de 2010

SINESTESIA, ¿UNA AFECCIÓN NEUROLÓGICA O UN DON EXCEPCIONAL?



En tiempos pasados, la sinestesia se consideraba una señal inequívoca de esquizofrenia o, por el contrario, un don sobrenatural, sin embargo la investigación reciente apunta en otra dirección. ¿Qué clase de fenómeno es? ¿De qué forma influye en la vida de quienes la experimentan?

“Experimenté sinestesia durante un viaje de ácido. Podía sentir el sabor del vinagre en los ojos. Tuve problemas para explicarlo, pero ¡era un sabor tan real como si lo estuviera paladeando con la lengua!”. Este testimonio no difiere en esencia de otros aportados por personas que también han tomado LSD o mezcalina aunque muchos de ellos, en vez de paladear sabores con los ojos son los sonidos de la música o los olores los que les evocan colores.
Sin embargo, hay personas que no necesitan encontrarse bajo el efecto de drogas como las citadas para experimentar sensaciones similares: simplemente les pasa, no hacen nada para que les suceda. Ven colores cuando paladean ciertos alimentos, escuchan notas musicales, tienen orgasmos o tocan algo, entre otras sensaciones raras y desconocidas por la mayoría de la gente (ver recuadro).
Se trata de sujetos que son “naturalmente” sinestésicos, es decir, están afectados de sinestesia, del griego syn, junto, y aisthesis, sensación. Hasta hace sólo unas décadas se consideraba algo anómalo y se sabía poco al respecto, según comenta Oliver Sacks: “Hace veinte años, la sinestesia –unión automática de dos o más sentidos- era considerada por los científicos (y eso cuando se la tenía en cuenta) como una curiosidad rara. Ahora debemos considerarla como una parte esencial y fascinante de la experiencia humana”.
Efectivamente, los sinestésicos viven, por así decir, en una realidad diferente donde los sentidos “funcionan” de otra manera. ¿En qué se distinguen de los demás? ¿Por qué ellos ven o sienten cosas que no percibe todo el mundo?

¿UN RASGO EVOLUTIVO?
Desde un punto de vista neurológico la sinestesia se caracteriza por un elevado número de conexiones entre dos zonas de la corteza sensorial del cerebro, de modo que al menos dos sentidos resultan inseparables.
En 1880, Sir Francis Galton publicó en la revista Nature un artículo sobre este fenómeno, aunque la repercusión del mismo fuera escasa entonces. Los que aseguraban ver auras, olores y sonidos, o bien oler la música o saborear formas eran considerados dementes. Quizá por ello muchos preferían silenciar sus experiencias, mientras que otros muy dotados simplemente canalizaban sus habilidades por la vía del arte a sabiendas de que eran “diferentes” del resto de los mortales.
En la actualidad, la ciencia ha avanzado mucho en este campo, en gran medida gracias al impulso de científicos que son sinestésicos y han podido “investigar” partiendo de sus propias percepciones.
Para estos científicos, lo importante ahora no es constatar la existencia de un fenómeno que está definitivamente establecido, sino las implicaciones que tiene para comprender la organización y las funciones del cerebro humano: “Hace unos cuatro años, nosotros y otros investigadores empezamos a desvelar los procesos cerebrales implicados en la sinestesia. En el camino también descubrimos nuevas pistas para algunos de los aspectos más misteriosos de la mente humana, como el nacimiento del pensamiento abstracto, las metáforas y quizás incluso el lenguaje”, explicaban los neurólogos Vilayanur S. Ramachandran y Edward M. Hubbard en un trascendente artículo publicado en el Scientific American en 2005. Desde entonces, éstos y otros muchos neurólogos no han dejado de hacer nuevas aportaciones. Tras varias décadas de trabajo, Richard Cytowic y David Eagleman han conseguido atraer la atención del fenómeno a la comunidad de neurocientíficos. El trabajo de Cytowic, en concreto, ha cambiado la forma en que los especialistas estudiaban el funcionamiento del cerebro y, según apunta Sacks, su reciente libro El miércoles es azul índigo: descubriendo el cerebro de la sinestesia (2009) es una guía imprescindible para todo aquel interesado en cómo percibimos el mundo. En el momento de escribir estas líneas dicho libro no está publicado todavía en español.
En 1989, este pionero en los estudios neurofisiológicos en sujetos sinestésicos publicó un primer texto fundamental - Sinestesia: una unión de los sentidos-. El trabajo de Cytowic también fue el primero en predecir algo que los avances en los registros electrofisiológicos y la tomografía por emisión de positrones han permitido confirmar: la activación simultánea o coactivación de dos o más zonas sensoriales de la corteza cerebral en los sinestésicos. En 1993, con su libro El hombre que paladeaba las formas, Cytowic ayudó a legitimar la sinestesia como una afección neurológica y confirmó que existe un componente genético. No en vano, su último libro ha sido prologado por el sinestésico Dimitri Nabokov, hijo del conocido escritor Vladimir Nabokov, que también lo era y del cual ofrecemos algunos testimonios más adelante.
Sin embargo, no se han desvelado todavía todas las incógnitas. El hecho de que sea algo “heredado” no significa que no pueda desarrollarse. Los experimentos efectuados por el investigador sinestésico Julian Asher y su equipo de la universidad de Oxford han mostrado que probablemente ambas cosas son posibles: tomaron muestras genéticas de 121 individuos que padecían sinestesia auditivo-visual y comprobaron la existencia de cuatro zonas cromosómicas con variaciones genéticas relacionadas con la alteración. Sin embargo, la confirmación de una predisposición genética para el desarrollo de la sinestesia, no excluye la posibilidad de que la gente normal pueda desarrollarla con un entrenamiento adecuado. Experimentos con hipnosis llevados a cabo por Roi Cohen Kadosh y sus colegas del Imperial College de Londres han mostrado que la hipnosis permite reactivar las conexiones que habrían sido suprimidas por el cerebro en los sujetos que no son sinestésicos. Por su parte, Julia Simner, de la universidad de Edinburgo (UK), ha conseguido confirmar que la sinestesia no siempre es el resultado de conexiones neurales fijadas antes del nacimiento. Estudió a 616 niños normales de entre 6 y 7 años de edad y, tras un año de entrenamiento, ocho de ellos se convirtieron en sinestésicos del tipo grafema-color. Estos niños fueron asociando gradualmente letras con colores y, al final de dicho periodo, mostraron que la habilidad se desarrollaba con el tiempo.
El hecho de que los genes responsables por el incremento de la sensorialidad en los sinestésicos puedan estar también presentes en los no sinestésicos tiene muchas implicaciones. ¿Deberíamos enseñar a los niños normales a desarrollar capacidades sinestésicas? ¿Supondría eso un hándicap o se trata por el contrario de un rasgo favorable?
Richard Cytowic ha discutido ampliamente sobre el propósito evolutivo de la sinestesia y llegado a plantear hasta qué punto es la sinestesia un producto adaptativo de la selección natural o es una especie de spandrel, es decir, un producto derivado de la adaptación. Al parecer, la estrecha relación entre sinestesia y creatividad sugiere que se trata de esto último.

UN DON EXCEPCIONAL
Sin duda, los sinestésicos tienen experiencias que pueden resultar profundamente extrañas a las personas que no lo son y, dado que se trata de algo que hasta poco se creía que sólo afectaba a una persona entre 2.000, muchas personas consideran que se trata de un trastorno. No obstante, según se ha apuntado antes, no parece que lo sea o, al menos que sea necesariamente algo negativo. Para la mayoría de los afectados, por así llamarlos, la sinestesia funciona como un don que enriquece su experiencia del mundo.
Veamos, por ejemplo, la experiencia que aportaba Vladimir Nabokov en su autobiografía Speak, Memory: ”Resulta inexacto decir que uno ‘sufre’ de sinestesia. La verdad es que se trata de algo que se agradece tener. Cuando era adolescente, padecí un periodo de depresión y una de las cosas peores que experimenté fue que todos mis colores adquirieron el tinte grisáceo del cartón mojado. Sabía que estaba mejor cuando todo recuperaba un brillo total de Technicolor. El único inconveniente es que, cuando alguien está hablando, es fácil distraerse con los colores de sus frases”.
En relación con el talento creativo de pintores, poetas y novelistas, los estudios sobre la base neurológica de la sinestesia de Ramachandran y Hubbard han arrojado mucha luz, ya que la sinestesia es mucho más frecuente en gente creativa que en la población general: “Además de clarificar por qué los artistas podrían ser propensos a experimentar sinestesia, nuestra investigación sugiere que todos tenemos alguna capacidad para ella y que este rasgo podría ser la base para la evolución de la abstracción, una habilidad en la que los humanos sobresalen”.
Según apuntan los científicos, parece que los sinestésicos suelen “disfrutar” de su don más que abominar de él, pero otra cosa muy distinta es la interpretación que ellos o sus allegados hacen de la experiencia. Silvia Mombrú, madre de un sinestésico, nos cuenta una experiencia de un hijo suyo y se interroga perpleja sobre qué pudo producirla: “Mi hijo toca el órgano eléctrico en una iglesia y el domingo pasado sintió un fuerte olor a mirra mientras ejecutaba los himnos para la congregación. Ese perfume le ha provocado un estado de felicidad y de paz muy grandes que han perdurado en él. Yo he oído algo acerca de que hay presencias espirituales que exhalan perfumes. ¿Podría ser este caso algo relacionado con eso?”.
Este testimonio hace pensar que se trata de un caso de sinestesia, pero ¿lo es? Por lo que cuenta la señora Mombrú a continuación parece que un fenómeno similar lo había experimentado otro miembro de la familia: “Tenía un tío veterinario y cuando estaba vacunando cerdos, en medio de la porqueriza, sentía un perfume a flores que lo invadía por completo y le daba alegría. Yo no sé si eso era sinestesia, pero mi tío se sentía feliz cuando le pasaba. Parecería que hay mucho más de lo que sospechamos en cuanto a fenómenos ‘extrasensoriales’ o no sé cómo llamarlos”.
Ahora sabemos cómo llamar a estas experiencias y otras similares. Se trata de sinestesia, no le demos más vueltas. Y no se trata de ningún trastorno.
El investigador sinestésico Sean A. Day (ver entrevista en este mismo número de Más Allá), se muestra muy crítico en este sentido y apunta que la “Asociación Americana de Psiquiatría reconoce que la sinestesia congénita no es ningún ‘trastorno’ y que, por tanto, no precisa ni ‘cura’ ni ‘tratamiento’. La misma postura ha sido adoptada por la Asociación Médica Americana y por diversas asociaciones de sinestesia como la inglesa y la americana que presido, y también por las correspondientes asociaciones de sinestesia en España, Alemania, Italia, China y Rusia”.
Por su parte, Jamie Ward, del departamento de Psicología en el University College London, ha investigado el conocido fenómeno de ver auras y ha concluido que las personas que afirman tener dicha habilidad –para muchos considerada como un pretendido “don mágico”- es porque son sinestésicas: no es que los colores que ven sean energías invisibles que emanan de las personas, sino que estas son creadas en el cerebro del que mira. En Más Allá de la Ciencia nos hicimos eco de algunos de estos descubrimientos en diversas ocasiones. Otra aportación reciente ha sido, por ejemplo, la de Melissa Saenz, bióloga del Instituto de Tecnología de California en Pasadena, que en 2008 identificó una rara forma de sinestesia que permite a algunas personas, normales en todo lo demás, “escuchar” sonidos cuando “ven” flases visuales o movimiento visual: “Esto confirma una forma hasta ahora sin describir de sinestesia. Los sinestésicos del tipo escucha-movimiento respondieron mucho mejor que los sujetos de control a la hora de identificar esquemas rítmicos de flases visuales que eran similares a señales visuales del código Morse. Tenían una ventaja: no sólo los veían sino que también escuchaban los esquemas visuales. Esta variedad de sinestesia podría ser útil para estudiar cómo los sistemas de procesamiento visual y auditivo interactúan en el cerebro”, explica Saenz.
La nueva forma de sinestesia descubierta por esta doctora es una más de las sesenta y tantas detectadas en los últimos años (ver recuadro). ¿Quedarán muchas variantes todavía por descubrir? Acaso no haya muchas más, en cambio ahora se tiene la impresión de que hay muchas más personas sinestésicas de las que parecía haber… Algunos científicos hablan ya de dos por cada mil; otros hablan de una cada cien... En los foros de Internet sobre sinestesia hay numerosos casos que atestiguan la existencia de cientos de sinestésicos en todo el mundo. Poderse comunicar a través de la red no sólo permite ahora a estas personas intercambiar experiencias, sino participar en estudios científicos como los que los profesores Juan Lupiáñez y Alicia Callejas están llevando a cabo en la universidad de Granada en el departamento de Psicología Experimental. Así lo explica Juan Lupiáñez: ”En nuestro laboratorio estamos estudiando una característica de la sinestesia poco atendida por la comunidad científica: las reacciones afectivas asociadas a las percepciones sinestésicas. Tras una serie de estudios sobre comportamiento hemos demostrado que dichas reacciones son automáticas, difíciles de ignorar y suficientemente potentes como para influir en la conducta de la persona que la experimenta”.
Sin duda, investigaciones como estas y otras muchas que se están realizando en diversas universidades del mundo contribuirán a comprender mejor el intrigante funcionamiento de la mente humana: “El estudio de la sinestesia es muy interesante, tanto desde una perspectiva psicológica como neurocientífica, no sólo como fenómeno interesante en sí mismo, sino como una puerta por la que adentrarnos en el estudio de la percepción, la conciencia, y en la base neural de esos procesos”, concluye Lupiáñez. En definitiva, aunque muchos no lo sepan, todos somos sinestésicos hasta un punto.

MÁS INFORMACIÓN:
Facultad de Psicología (Universidad de Granada)
http://www.ugr.es/~sinestes/ Teléfono: 958 240663
http://home.comcast.net/~sean.day/Synesthesia.htm (Sean A. Day, American Synaesthesia Association).

http://cytowic.net/ (Richard Cytowic).

La arpista que escandalizó al Papa en la Capilla Sixtina, de Juan Ignacio Benítez. Ed. Abecedario. Es la primera novela en español que trata el tema de la sinestesia.

¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN LOS SINESTÉSICOS?
A pesar de las numerosas variedades de sinestesia que los científicos han descrito, son muchos los rasgos comunes que existen entre sinestésicos. Estos son algunos de ellos:
-Poseen un elevado coeficiente intelectual, así como inteligencia emocional. No en vano, la sinestesia es “emocional”: los sinestésicos no fantasean, están seguros de que sus percepciones son reales y duraderas.
-Son menos vulnerables a las enfermedades mentales que el resto de la población.
-Cada sinestésico nace con su propia “paleta de colores”, pero una vez se ha establecido en la infancia permanece fija el resto de la vida. Este es un rasgo que comparten todos los sinestésicos.
-La sinestesia es más frecuente en mujeres y en personas zurdas que en hombres en general.
-Es un rasgo heredado. Tanto el padre como la madre puede transmitirla a sus hijos de diferente sexo. Hay familias donde se da un sinestésico cada cuatro generaciones y otras que tienen cuatro de cinco descendientes en la misma generación.
-Tienen una memoria superior a lo normal y suelen atribuir esta habilidad al hecho de tener sensaciones paralelas. Destacan sobre todo en la localización espacial de objetos. Por el contrario, muchos son mediocres en matemáticas y navegación espacial.
-Algunos tienen propensión a experimentar clarividencia, sueños premonitorios, sueños lúcidos y sensaciones de dejà vu.
-Las relaciones sinestésicas suelen ser unidireccionales, es decir, un sonido puede inducir la sensación del tacto en un sinestésico, pero el tacto nunca le inducirá una percepción auditiva.

VARIEDADES DE SINESTESIA
La sinestesia tiene lugar cuando la estimulación de un sentido produce una respuesta en uno o más de los otros sentidos. Esta reacción puede adoptar múltiples formas, de hecho, los científicos han constatado hasta ahora al menos 63 tipos de sinestesia, pero se están descubriendo nuevas formas continuamente. Lo más habitual es que los sinestésicos experimenten simultáneamente olores con sonidos o saboreen formas y vean colores alrededor de las personas, las palabras o las cosas. Hay otros que ven colores cuando sienten dolor o escuchan sonidos que evocan tacto. Seguidamente se detallan algunas variedades de sinestesia, unas más raras que otras. Cada una de ellas “evoca” algo diferente:
-Emociones que evocan olores, dolores, sabores o colores.
-Números y letras, dolores, sabores, sonidos hablados, notas y sonidos musicales, olores, unidades de tiempo, personalidades, orgasmos o temperaturas que evocan colores.
-Sonidos o visiones que evocan sabores.
-Sonidos que evocan tacto.
-Contactos que evocan color, olor o sabor.
-Visiones que evocan temperaturas, olores, sonidos, contactos o movimiento.

SINESTÉSICOS FAMOSOS
El hecho de que el fenómeno de la sinestesia interesara en tiempos pasados a numerosos científicos, desde Aristóteles hasta Isaac Newton pasando por Pitágoras, hace pensar que acaso ellos tenían esta cualidad. Sin embargo, quizás ha sido en el campo de las artes donde se encuentren más sinestésicos. Algunos escritores y poetas del siglo XIX recogieron en sus obras descripciones que daban esa impresión, aunque algunos quizá sólo intentaban transmitir la experiencia sin haberla experimentado de primera mano. Probablemente fueron sinestésicos Coleridge, De Quincey, Baudelaire y Rimbaud, pero también es cierto que consumían drogas que propiciaban percepciones sinestésicas. Baudelaire en concreto introdujo la idea de que es posible que los sentidos se intercambien entre sí tras haber participado en un experimento con hachís dirigido por un psiquiatra.
Entre los artistas contemporáneos existe más certeza sobre la autenticidad de la experiencia, ya que muchos artistas lo pretenden pero no lo son. Vladimir Nabokov sí lo era y tenía plena conciencia de ello: “Cuando le hablo a alguien de mi sinestesia, tienden a sospechar que me lo estoy inventando. Esto hace que quieran ponerme a prueba repetidamente para comprobar si los colores que veo cambian. Naturalmente no lo hacen: para mí, por ejemplo, una H es siempre de color rojizo anaranjado, mientras que la L adopta el mismo tono que la leche en un tazón de cereales”.
También Franz Listz era un sinestésico auténtico. Durante un ensayo en Weimar en 1842 sorprendió a la orquesta cuando exclamó: “Por favor, caballeros, ¡un poco más azul. ¡Este tono lo precisa! Y también: “Este es un violeta profundo, por favor, ¡no lo olviden! ¡No tan rosado!”. Al principio, creyeron que el compositor bromeaba, pero luego se acostumbraron al hecho de que viera colores donde sólo había tonos. Las artes plásticas se han visto igualmente enriquecidas con las obras de artistas sinestésicos. Wassily Kandinsky combinaba vista, oído, tacto y olfato en sus cuadros. 

                 Publicado en Más Allá, nº 253, marzo 2010, páginas 58-63. 

martes, 12 de octubre de 2010

LISTA DE ARTÍCULOS SOBRE NUTRICIÓN Y TERAPIAS COMPLEMENTARIAS

"¿Cómo nos afectan los cambios climatológicos?" (Tu Suerte, nº 49, julio 1999, páginas 72-75).
“Chakras, los siete centros de energía” (Tu Suerte, nº 57, marzo 2000, páginas 10-13).
“Dime cuál es tu grupo sanguíneo y te diré cómo eres” (Tu Suerte, nº 62, agosto 2000, páginas 72-75).
“El poder mágico de la oración” (Tu Suerte, nº 79, enero 2002, páginas 90-91).
“Curación por la voz” (Tu Suerte, nº 80, febrero 2002, páginas 76-77).
“Las sales de Schüssler” (Tu Suerte, nº 82, abril 2002, páginas 76-77).
"Masaje en las manos" (Ser Humano, nº 3, junio 1997, páginas 56-58).
"Sangre y personalidad" (Ser Humano, nº 4, julio 1997, páginas 34-38).
"La medicina ciberfisiológica" (Ser Humano, nº 6, septiembre 1997, páginas 78-81).
"Boca sana: un motivo para sonreír" (Ser Humano, nº 7, octubre 1997, páginas 86-90).
"Cromoterapia: la magia del color" (Espacio y Tiempo, nº 11, enero 1992, páginas 64-72).
"Efectos fisiológicos y sociales de la meditación trascendental" (Año Cero, nº 14, septiembre 1991, páginas 50-54).
"Geobiología: lugares benéficos, parajes malignos"(Año Cero, nº 14, septiembre 1991, páginas 62-68).
"La otra forma de curar el cáncer" (Año Cero, nº 15, octubre 1991, páginas 80-86).
"Máquinas de la mente" (Año Cero, nº 23, junio 1992, páginas 62-70).
"La danza marcial: Pencak Silat" (Año Cero, nº 47, junio 1994, páginas 79-81).
"El código del corazón" (Año Cero, nº 106, mayo 1999, páginas 32-36).
"Mírate a los ojos" (Año Cero, nº 106, mayo 1999, páginas 94-98).
"El yoga de los ojos" (Año Cero, nº 107, junio 1999, páginas 94-98).
"La técnica Alexander" (Año Cero, nº 108, julio 1999, páginas 102-105).
“Feromonas, el aroma del sexo” (Enigmas, año V, nº 9, septiembre 1999, páginas 88-92).
“Anticonceptivos naturales” (Año Cero, nº 111, octubre 1999, páginas 83-85).
“Ajuste de mandíbulas” (Año Cero, nº 119, junio 2000, páginas 83-85).
“Kombucha y kéfir” (Año Cero, nº 122, septiembre 2000, páginas 79-80).
“Arcilla para purificar cuerpo y mente” (Año Cero, nº 126, enero 2001, páginas 81-82).
“Teléfonos móviles” (Año Cero, nº 129, abril 2001, páginas 79-82).
“Enzimas contra el envejecimiento” (Año Cero, nº 130, mayo 2001, páginas 81-82).
“Sanación espiritual” (Año Cero, nº 131, junio 2001, páginas 81-82).
“Setas medicinales, elixires de vida” (Año Cero, nº 132, julio 2001, páginas 81-82).
“Yerba mate, el oro verde los indios” (Año Cero, nº 134, septiembre 2001, páginas 81-82).
“Edulcorantes naturales” (Año Cero, nº 135, octubre 2001, páginas 81-82).
“Algas, nutrientes y biomedicamentos del siglo XXI” (Año Cero, nº 136, noviembre 2001, páginas 81-82).
“Uvas contra el cáncer y el infarto” (Año Cero, nº 137, diciembre 2001, páginas 81-82).
“Sustitutos de la cafeína” (Año Cero, nº 138, enero 2002, páginas 81-82).
“El poder curativo de la calabaza” (Año Cero, nº 140, marzo 2002, páginas 81-82).
“Frutas secas” (Año Cero, nº 141, abril 2002, páginas 81-82).
“Verduras silvestres” (Año Cero, nº 146, septiembre 2002, páginas 81-83).
“Antidepresivos naturales” (Año Cero, nº 147, octubre 2002, páginas 81-83).
“Frutas: medicinas naturales” (Año Cero, nº 149, diciembre 2002, páginas 81-83).
“Antibióticos naturales” (Año Cero, nº 151, febrero 2003, páginas 81-83)).
“Métodos naturales para combatir el dolor” (Año Cero, nº 152, marzo 2003, páginas 81-83).
“Reiki, curar con la energía universal” (Año Cero, nº 153, abril 2003, páginas 72-76).
“Semillas: fuentes de salud y vida” (Año Cero, nº 153, abril 2003, páginas 81-83).
“Objetivo: rejuvenecer el cerebro” (Año Cero, nº 154, mayo 2003, páginas 81-85).
“Métodos para combatir la caída del cabello” (Año Cero, nº 155, junio 2003, páginas 81-83).
“Dieta contra el cáncer” (Año Cero, nº 156, julio 2003, páginas 81-83).
“Métodos para combatir el insomnio” (Año Cero, nº 158, septiembre 2003, páginas 81-83).
“Sal: alimento imprescindible” (Año Cero, nº 159, octubre 2003, páginas 81-85).
“Desintoxicar el organismo” (Año Cero, nº 160, noviembre 2003, páginas 83-85).
“Propiedades medicinales de la saliva” (Año Cero, nº 161, diciembre 2003, páginas 83-85).
"La sanación mediante la imposición de manos" (Monográfico Más Allá: Curanderos, nº 14, septiembre 1995, páginas 78-84).
"El Ayurveda: ciencia de la longevidad" (Monográfico Más Allá: Curanderos, nº 14, septiembre 1995, páginas 148-153).
"Cómo nos influye el entorno" (Más Allá, nº 67, septiembre 1994).
"Programación neurolingüística: aprender a pensar bien" (Más Allá, nº 114, agosto 1998, páginas 68-73).
“Camillas inversoras: adiós al dolor de espalda” (Más Allá, nº 134, abril 2000, páginas 82-83).
“Soja, todo es mentira” (Más Allá, nº 138, agosto 2000, páginas 72-73).
“El poder sanador de la poesía” (Más Allá, nº 143, enero 2001, páginas 82-83).
“Sotai: el camino japonés de la autocuración” (Más Allá, nº 155, enero 2002, páginas 56-57).
“Voces que pueden curarnos” (Más Allá, nº 156, febrero 2002, páginas 56-61).
“Reiki, así son todas las escuelas” (Más Allá, nº 159, mayo 2002, páginas 74-78).
“Cómo potenciar nuestro cerebro” (Más Allá, nº 162, agosto 2002, páginas 40-45).
“Talasoterapia, balnearios en el mar” (Más Allá, nº 162, agosto 2002, páginas 58-59).
“Los milagros de trance hipnótico” (Más Allá, nº 163, septiembre 2002, páginas 18-23).
“Senos... naturalmente jóvenes” (Más Allá, nº 163, septiembre 2002, páginas 66-67).
“Magnetoterapia” (Más Allá, nº 168, febrero 2003).
“Balnearios urbanos” (Más Allá, nº 170, abril 2003, páginas 58-59).
“Ikebana, el camino de las flores” (Más Allá, nº 171, mayo 2003, páginas 44-47).
“Arun, tacto consciente” (Más Allá, nº 172, junio 2003, páginas 56-57).
“Posturas de bienestar” (Más Allá, nº 174, agosto 2003, páginas 56-57).
“Un perfume para cada signo” (Más Allá, nº 176, octubre 2003, páginas 74-78).
“Watsu, masaje subacuático” (Más Allá, nº 177, noviembre 2003).
“La risa, nuestra medicina más natural” (Año Cero, nº 162, enero 2004, páginas 83-85).
“Probióticos: los microbios amigos” (Año Cero, nº 163, febrero 2004, páginas 83.85).
“Jugar, antídoto contra el estrés” (Año Cero, nº 164, marzo 2004, páginas 83-85).
“Ozonoterapia, una inyección de salud” (Más Allá, nº 180, febrero 2004, páginas 72-74).
“Cómo prevenir la diabetes” (Más Allá, nº 182, abril 2004, páginas 62-63).
“Moraterapia: medicina biocibernética” (Más Allá, nº 182, abril 2004, página 66-68).
“Especias: curativas y exquisitas“ (Año Cero, nº 165, abril 2004, páginas 83-85).
“Atlantis Arolo Tifar” (Más Allá, nº 183, mayo 2004, páginas 62-64).
“Flores comestibles” (Año Cero, nº 167, junio 2004, páginas 81-83).
“Medicina vibracional” (Más Allá, nº 184, junio 2004, páginas 36-43).
“La sal… de la vida?” (Más Allá, nº 184, junio 2004, páginas 56-57).
“DRMO: Nueva técnica movimientos oculares” (Más Allá, nº 185, julio 2004, páginas 66-68).
“Chocolate: alimento medicinal” (Año Cero, nº 168, julio 2004, páginas 81-83).
“Leches vegetales: nutritivas y refrescantes” (Año Cero, nº 169, agosto 2004, páginas 81-83).
“¿De qué sabor es tu personalidad? (Tu Suerte, nº 110, agosto 2004, páginas 74-77).
“Las mejores fuentes de calcio” (Año Cero, nº 170, septiembre 2004, páginas 53-55).
“Método Franklin: tensiones fuera” (Más Allá, nº 187, septiembre 2004, páginas 60-64).
“Frutas del bosque: nutrientes depurativos” (Año Cero, nº 171, octubre 2004, páginas 81-83).
"Proteínas vegetales: nutritivas y energéticas" (Año Cero, nº 172, noviembre 2004, páginas 81-83).
"Antioxidantes, protección total" (Más Allá, nº 190, diciembre 2004, páginas 64-65).
"Remedios naturales contra la gripe" (Año Cero, nº 173, diciembre 2004, páginas 81-83).
"Arteterapia humanista" (Más Allá, nº 191, enero 2005, páginas 60-62).
"Cereales, pilares de la alimentación" (Año Cero, nº 174, enero 2005, páginas 81-83).
"Amuletos corporales, la magia de los tatuajes" (Tu Suerte, nº 115, enero 2005, páginas 72-76).
"Minerales para estar sanos" (Año Cero, nº 175, febrero 2005, páginas 81-83).
"Los aceites más saludables" (Año Cero, nº 176, marzo 2005, páginas 81-83).
"Cómo eliminar la acidez sin antiácidos" (Año Cero, nº 177, abril 2005, páginas 81-83).
"El huevo: alimento completo y esencial" (Año Cero, nº 178, mayo 2005, páginas 81-83).
"Antigimnasia: el cuerpo en armonía" (Más Allá, nº 195, mayo 2005, páginas 80-83).
"Cuentoterapia" (Más Allá, nº 196, junio 2005, páginas 32-33).
"Agua: la bebida más sana" (Año Cero, nº 179, junio 2005, páginas 82-83).
"Música para ser más felices" (Los Astros, nº 30, junio 2005, páginas 12-15).
"Zumos y refrescos: bebidas nutritivas para combatir el calor" (Año Cero, nº 180, julio 2005, páginas 81-83).
"Diafreo, armonía total" (Más Allá, nº 198, agosto 2005, páginas 60-61).
"Frutas tropicales: exquisitas y exóticas" (Año Cero, nº 182, septiembre 2005, páginas 81-83).
"¿Es necesario comer carne?" (Año Cero, nº 183, octubre 2005, páginas 81-83).
"Aloe vera, la planta que cura" (Año Cero, nº 184, noviembre 2005, páginas 81-83).
“Técnica Reset: relajar las mandíbulas” (Más Allá, nº 202, diciembre 2005, páginas 68-69).
“Hortalizas de raíz y tubérculos” (Año Cero, nº 185, diciembre 2005, páginas 79-81).
“Productos apícolas” (Año Cero, nº 186, enero 2006, páginas 79-81).
“La escala Lambdoma, terapia de sonido” (Más Allá, nº 203, enero 2006, páginas 80-81).”
“Polarización energértica O-Kuni” (Más Allá, nº 204, febrero 2006, páginas 76-77).
“Cosméticos naturales” (Año Cero, nº 187, febrero 2006, páginas 79-81)
“Pan: al rescate de un alimento básico” (Año Cero, nº 188, marzo 2006, páginas 79-81.
“Danzas griegas: armonía en movimiento (Más Allá, nº 205, marzo 2006, páginas 72-73).
“Descubre tu personalidad según los 5 elementos chinos" (Mundo de los Astros, nº 34, febrero-marzo 2006, páginas 12-15).
“Biodinámica craneosacral” (Más Allá, nº 206, abril 2006, páginas 72-73).
“Cómo desintoxicar el hígado” (Año Cero, nº 189, abril 2006, páginas 78-81).
“Conecta con tu maestro interior” (Mundo de los Astros, nº 35, abril-mayo 2006, páginas 60-63).
“Antiinflamatorios naturales” (Año Cero, nº 190, mayo 2006, páginas 79-81).
“Eutonía, tono armonioso” (Más Allá, nº 207, mayo 2006, páginas 68-69).
“Protectores solares” (Año Cero, nº 191, junio 2006, páginas 79-81).
“Claves para meditar con éxito” (Año Cero, nº 192, julio 2006, páginas 58-63).
“El té: placentero y medicinal” (Año Cero, nº 192, julio 2006, páginas 79-81).
“¿Qué son las medicinas alternativas?” (Más Allá, monográfico nº 50, julio 2006, páginas 6-9).
“Magnetoterapia: imanes en acción” (Más Allá, monográfico nº 50, julio 2006, páginas 14-15).
“Mora-terapia: medicina biofísica” (Más Allá, monográfico nº 50, julio 2006, páginas 28-29).
“Análisis bioenergético: el segundo lenguaje” (Más Allá, monográfico nº 50, julio 2006, páginas 44-45).
“Psicotrónica: felicidad tecnológica” (Más Allá, monográfico nº 50, julio 2006, páginas 86-87).
“Biofeedback” (Más Allá, monográfico nº 50, julio 2006, página 88).
“Fototerapia Syntonic” (Más Allá, nº 209, julio 2006, páginas 74-75).
“Insectos: repelentes naturales” (Año Cero, nº 193, agosto 2006, páginas 79-81).
“Cítricos: fuentes de vida y salud” (Año Cero, nº 194, septiembre 2006, páginas 79-81).
“Claves contra el insomnio” (Año Cero, nº 195, octubre 2006, páginas 79-81).
“Remedios anticatarrales” (Año Cero, nº 196, noviembre 2006, páginas 79-81).
“Salud en la oficina” (Año Cero, nº 197, diciembre 2007, páginas 79-81).
”Alimentarse según el grupo sanguíneo” (Año Cero, nº 198, enero 2007, páginas 79-81).
“Porqué debemos evitar los refrescos” (Año Cero, nº 199, febrero 2007, páginas 79-81).
“¿Por qué funciona la homeopatía?” (Año Cero, nº 201, abril 2007, páginas 82-83).
“¿Por qué funciona la aromaterapia?” (Año Cero, nº 202, mayo 2007, páginas 82-83).
“¿Por qué funciona la acupuntura?” (Año Cero, nº 203, junio 2007, páginas 82-83).
“¿Funciona realmente el Shiatsu?” (Año Cero, nº 204, julio 2007, página 82-83).
“La acupuntura” (Año Cero, nº 205, agosto 2007, páginas 82-83).
“La hidroterapia” (Año Cero, nº 206, septiembre 2007, páginas 82-83).
”El Ayurveda” (Año Cero, nº 207, octubre 2007, páginas 82-83).
“El método Feldenkrais” (Año Cero, nº 208, noviembre 2007, páginas 82-83).
La P.N.L.” (Año Cero, nº 209, diciembre 2007, páginas 82-83).
“Sotai: vía japonesa autocuración” (Año Cero, nº 210, enero 2008, páginas 82-83).
“Yoga de la risa” (Año Cero, nº 211, febrero 2008, páginas 82-83).
“Watsu: masajes terapéuticos en el agua (Año Cero, nº 212, marzo 2008, páginas 82-83).
“Reeducación postural integral” (El Mundo de los Astros, nº 42, junio-julio 2007, páginas 61-63).
“Reprogramación del ADN” (Más Allá, nº 210, agosto 2006, páginas 70-71).
“Baobab: el árbol-farmacia” (Más Allá, nº 212, octubre 2006, páginas 68-699.
“Focusing: escuchar el cuerpo” (Más Allá, nº 213, noviembre 2006, páginas 70-71).
“Aceite de coco: aliado de tu piel” (Más Allá, nº 214, diciembre 2006, páginas 70-71).
“Neuromarketing: ¿Quién manipula nuestro cerebro?” (Más Allá, nº 215, enero 2007, páginas 58-62)
“EFT: Liberar las emociones” (Más Allá, nº 215, enero 2007, páginas 70-71).
“Alga Chlorella, desintoxicante natural” (Más Allá, nº 216, febrero 2007, páginas 72-73).
“El Yoga de la Risa” (Más Allá, nº 216, febrero 2007, páginas 76-79)
“Gimnasia cerebral, Brain Gym” (Más Allá, nº 217, marzo, 2007, páginas 72-73).
“Hoja de olivo: protector cardiovascular” (Más Allá, nº 218, abril 2007, páginas 76-77).
”Aprender a hablar en público” (Más Allá, nº 219, mayo 2007, páginas 70-71).
“Aminoácidos: medicamentos naturales” (Más Allá, nº 220, junio 2007, páginas 18-69).
“Vainilla: mucho más que una especia” (Más Allá, nº 222, agosto 2007, páginas 60-61).
“Alga cochayuyo” (Más Allá, nº 224, octubre 2007, páginas 54-55).
“Técnica Nadeau: gimnasia rejuvenecedora” (Más Allá, nº 225, noviembre 2007, páginas 56-57).
“Merkaba: geometría sagrada para elevar el espíritu” (Más Allá, nº 225, noviembre 2007, páginas 61-63).
“Tempeh: protege tu corazón” (Más Allá, nº 226, diciembre 2007, páginas 56-57).
“Quinoa: el trigo inca” (Más Allá, nº 228, febrero 2008, páginas 60-61).
“Yoga tibetano del corazón (Más Allá, nº 229, marzo 2008, páginas 64-68).
“Mejora tus relaciones con el eneagrama” (Tu Suerte, nº 140, febrero 2007, páginas 64-67).
“Tu mejor maestro: convierte en aliados a tus adversarios” (Tu Suerte, nº 146, agosto 2007, páginas 14-17).
“Jin Shin Jiutsu” (Tu Suerte, nº 148, octubre 2007, páginas 74-77).
“Atlas Profilax” (Tu Suerte, nº 149, noviembre 2007, páginas 74-77).
“Visión natural” (Tu Suerte, nº 150, diciembre 1¡2007, páginas 76-78).
“Cuentoterapia” (Tu Suerte, nº 151, enero 2008, páginas 74-77).
 “Las mejores técnicas de meditación” (Tu Suerte, nº 152, febrero 2008, páginas 78-80).
“La técnica Tomatis” (Tu Suerte, nº 153, marzo 2008, páginas  76-79).
“Bayas goji” (Más Allá, nº 230, abril 2008, páginas 60-61).
“Masaje Pressel” (Más Allá, nº 231, mayo 2008, páginas 56-57).
“Vencer el cáncer con técnicas no invasivas” (Más Allá, nº 231, mayo 2008, páginas 60-66).
“Método Fay” (Más Allá, nº 233, julio 2008, páginas 74-75).
 “Mollos andinos” (Más Allá, nº 234, agosto 2008, páginas 50-51)
“La salud en una gota de sangre” (Más Allá, nº 234, agosto 2008, páginas 54-58).
“Noni, fruta de la longevidad” (Más Allá, nº 235, septiembre 2008, páginas 52-53)
“Vitamina C, poderoso antioxidante” (Más Allá, nº 236, octubre 2008, páginas 58-591).
“¿Podemos vivir sin dormir?” (Más Allá, nº 237, noviembre 2008, páginas 62-68).
“Suero Quinton” (Más Allá, nº 238, diciembre 2007, páginas 48-49).
“La técnica Nadeau” (Tu Suerte, nº 155, mayo 2008, páginas 76-78).
“El método Silva” (Tu Suerte, nº 156, junio 2008, páginas 76-78).
“Wu Qin Xi: el juego de los cinco animales” (Tu Suerte, nº 157, julio 2008, páginas 66-69).
“Aura-Soma” (Tu Suerte, nº 157, julio 2008, páginas 76-78).
“ARUN: Tacto consciente” (Tu Suerte, nº 159, septiembre 2008, páginas 78-81).
“Papiroflexia, un arte terapéutico” (Tu Suerte, nº 161, noviembre 2008, páginas 80-82).
“¡Libérate del tabaco! Métodos para dejar de fumar” (Tu Suerte, nº 162, diciembre 2008, páginas 78-80).
“Tanque de flotación” (Más Allá, nº 239, enero 2009, páginas 56-57).
“Juegos y juguetes para desarrollar el cerebro” (Tu Suerte, nº 163, enero 2009, páginas 8-9).
“Anís, pequeño botiquín” (Más Allá, nº 240, febrero 2009, páginas 54-55).
“Atlas Profilax” (Más Allá, nº 241, febrero 2009, páginas 54-55).
“Efecto placebo” (Más Allá, nº 241, marzo 2009, páginas 60-65).
“Desarrolla tu cerebro con entrevista a Joe Dispenza” (Tu Suerte, nº 165, marzo 2009, páginas 74-77).
“Odontología holística” (Tu Suerte, nº 165, marzo 2009, páginas 80-83).
“Gran Mente” (Más Allá, nº 244, junio 2009, páginas 42-43).
“Cúrcuma: fuente de antioxidantes” (Más Allá, nº 245, julio 2009, páginas 50-51)
“La respiración holorénica” (Tu Suerte, nº 169, julio 2009, páginas 72-73).
“Explora tu sentido del tacto” (Tu Suerte, nº 170, agosto 2009, páginas 66-68).
“Protege tus oídos” (Tu Suerte, nº 170, agosto 2009, páginas 76-77).
“Entrevista a Joshua Shapiro: Guardián de las calaveras de cristal” (Más Allá, nº 246, agosto 2009, páginas 20-21).
“El yoga solar, ¿una práctica curativa segura?” (Más Allá, nº 246, agosto 2009, páginas 48-52).
“Haiku-do, un camino espiritual” (Tu Suerte, nº 171, septiembre 2009, páginas 14-16).
“La medicina del sonido” (Año Cero, nº 231, octubre 2009, páginas 68-73).
“Champisagge, masaje indio de la cabeza” (Tu Suerte, nº 172, octubre 2009, páginas 72-73).
“Combatir el dolor” (Tu Suerte, nº 173, noviembre 2009, páginas 78-79).
“Trastorno bipolar, la dolencia de los genios” (Más Allá, nº 250, diciembre 2009, páginas 56-61).
“En busca de la vida eterna” (Más Allá, nº 251, enero 2010, páginas 54-60).
“Aliviar el dolor” (Más Allá, nº 252, febrero 2010, páginas 62-68).
“Par biomagnético” (Más Allá, nº 254, abril 2010, páginas 64-65).
“Cazadores de mentiras” (Más Allá, nº 255, mayo 2010, páginas 44-49).
“Nutrigenómica: cómo alimentar saludablemente nuestro ADN” (Más Allá, nº 256,
junio 2010, páginas 70-76).
“Semillas de cáñamo: un alimento excepcional” (Más Allá, nº 263, enero 2011, 
páginas 58-59).
“Entrevista con Adelbert Nelissen: director del Insitituto Kushi de Europa”
(Más Allá, nº 264, febrero 2011, páginas 52-53). 
“¿Se puede cambiar el karma?”(Más Allá, nº 264, febrero 2011, páginas 56-61).
“La canela: una especia medicinal” (Más Allá, nº 265, marzo 2011, páginas 50-51).
“La naprapatía” (Más Allá, nº 266, abril 2011, páginas 52-53).
“Semillas de lino: emolientes y laxantes” (Más Allá, nº 267, mayo 2011, página 56).
“Dieta anticáncer” (Más Allá, nº 269, julio 2011, páginas 58-64).
“Entrevista a Maurizio Cagnoli” (Más Allá, nº 269, julio 2011, páginas 54-55).
“Sonoterapia” (Más Allá, nº 271, septiembre 2011, páginas 50-51).
"Visualización guiada” (Dinero y Salud, nº 152, abril 2012, páginas 50-51).
“La salud del cerebro” (Dinero y Salud, nº 153, mayo 2012, páginas 52-53).
“Los caprichos de la belleza” (Dinero y Salud, nº 154, junio 2012, páginas 54-55).
“Mindfulness, atención plena” (Dinero y Salud, nº 155, julio-agosto 2012, páginas 52-54).
“Huertos urbanos” (Dinero y Salud, nº 156, septiembre 2012, páginas 54-55).
“Yerba mate” (Más Allá, nº 272, octubre 2011, páginas 50-51).
“La dieta metabólica” (Más Allá, nº 283, septiembre 2012, páginas 52-57).
“La inmortalidad cada vez más cerca” (Año Cero, nº 268, noviembre 2012, págs. 72-79).
“Educación inteligente” (Dinero y Salud, nº 158, noviembre 2012, páginas 52-53).
“Salud auditiva” (Dinero y Salud, nº 159, diciembre 2012-enero 2013, páginas 26-27).
“Suplementos dietéticos: las dos caras de su consumo” (Más Allá, nº 288, febrero 2013, páginas 40-45).
“Cómo mejorar las relaciones de pareja” (Dinero y Salud, nº 160, febrero 2013, páginas 54-55).
“Residencias de ancianos” (Ausbanc, nº 272, febrero 2013, páginas 78-81).
"Métodos anticonceptivos: más seguros y beneficiosos” (Dinero y Salud, nº 161, marzo 2013, páginas 20 y 21).
"Earthing: Así nos sana la tierra” (Año Cero, nº 273, abril 2013, págs.84-90).