domingo, 10 de octubre de 2010

ENTREVISTA A BRIAN WEISS: EL PODER DEL AMOR

Gracias a la labor de investigadores como Brian Weiss, en las últimas décadas se ha producido un extraordinario interés en la reencarnación y en la terapia regresiva. En su primer libro Muchas vidas, muchos maestros (1988), este psiquiatra americano abrió una puerta inesperada al sorprendente reino de la regresión a vidas pasadas, mientras que en A través del tiempo (1992) mostraba cómo emplear técnicas rápidas y seguras para sanar todo tipo de síntomas clínicos. Más recientemente, extrayendo sabiduría de los Maestros, guías espirituales que modelan nuestros destinos, este autor best-seller nos ha ofrecido una valiosa obra -Sólo el amor es real- donde revela que la fuerza esencial de la vida en el universo y la energía sanadora suprema es el AMOR.

Recientemente ha regresado a España para impartir nuevos cursos sobre cómo utilizar la energía del amor para cambiar el mundo. Está convencido de que lo conseguiríamos si todos los días realizáramos pequeños actos de amabilidad y compasión hacia los demás. “No hay un tiempo prefijado para ello. Lo realmente importante es empezar a hacerlo”, nos dice mientras hablamos distendidamente en el parque del Retiro en Madrid, próximo al hotel donde se hospeda. Acaba de llegar de Estados Unidos y está aún bajo los efectos del jet-lag, sin embargo, la sensación de paz interior que emana no tiene que ver con el viaje: la transmite espontáneamente a su alrededor.

ISABELA HERRANZ: Al parecer su vida profesional adoptó un nuevo giro a raíz de trabajar con una paciente que bajo hipnosis revivió supuestas vidas pasadas. ¿Podría contarnos algo en relación con ese periodo entre “la antigua forma de ver el mundo” y la “nueva”? ¿En qué medida afectó su vida?

BRIAN WEISS: Sí, esta paciente tuvo un efecto muy profundo en mi vida porque yo era un científico, había escrito bastantes libros y ensayos y mi reputación académica era notoria, estaba alcanzando incluso renombre internacional en psicofarmacología. Pero cuando comencé a trabajar con Catherine la visión que tenía de la vida y la muerte cambiaron por completo. Entonces se me habría podido definir como un agnóstico. Creía en la ciencia, en la lógica, en los valores del hemisferio cerebral derecho. Esto aconteció hace 23 años y desde entonces he tratado a 3.500 pacientes más. Empecé a investigar en áreas como la reencarnación y la conciencia humana sobre las que nunca se me ocurrió que podría llegar a investigar. En fin, cambió mi sistema de valores, me di cuenta de lo que era importante y lo que no.

¿Y ahora qué es lo más importante para usted?

La forma en que me relaciono con los demás, los sentimientos sobre mí mismo, la paz interior que experimento cuando medito, la comprensión de un todo mayor. Ahora son menos importantes para mí las cosas materiales que poseo o lo que puedan pensar los demás. Ser una persona espiritual, compasiva y amorosa con los demás y con uno mismo... eso sí que importa. Es lo que nos llevamos cuando pasamos al otro lado. Creo que hay un propósito tras la creación y que no existimos como resultado de una colisión caótica de moléculas. Tampoco creo que el tiempo exista. Si todo es energía, en términos de reencarnación no importa cuántas vidas tenemos. Creo que estas vidas ocurren en realidad de forma simultánea y que seguimos viviendo cuando nuestro cuerpo muere, somos inmortales.

¿Se ha sometido personalmente al proceso de regresión? ¿Cómo ha sido su experiencia? ¿Cuántas veces la ha tenido?

Unas ocho o nueve con diferentes colegas y mi esposa y sé que puede ser algo muy emotivo y vívido. Alguna vez me ha ocurrido en sueños. Recuerdo una experiencia especialmente interesante durante una sesión de shiatsu. Recordé haber sido una especie de sacerdote en tiempos babilónicos, pero no tengo forma de comprobarlo. Ni siquiera regresé con un nombre, pero estaba en un zigurat y era una persona que no ayudaba a los demás, sino que se aprovechaba de ellos para su ganancia personal. En otra vida me vi como un sacerdote católico y sufrí tortura y muerte durante la inquisición en Dublín. Mi actitud era muy distinta a la anterior. Quizá fue mi mente la que creó todo el escenario, pero mirando a mi mente de forma objetiva fue algo muy diferente a como suelo soñar despierto, por ejemplo. Eran recuerdos cargados con mucha emoción, tenían una cualidad diferente. ¿Cómo voy a probar algo así en laboratorio? Hay zonas del cerebro que se activan durante estas experiencias según comprobó el neurólogo Penfield, pero creo que hace falta investigar mucho más todavía. En Occidente todo queremos explicarlo científicamente pero también debemos ser pragmáticos y filósofos. La esencia de la ciencia es mantener una visión abierta y encuentro que la mayoría de los científicos no la tienen.

Además de estas experiencias de regresión, ¿ha probado algunas drogas enteógenas con ánimo de explorar la conciencia?

Buena pregunta... La verdad es que nunca me atreví a pesar de haber estado investigando con ácido lisérgico mucho antes de trabajar con técnicas de regresión. Trabajaba con ratas para observar qué efectos producía en sus cerebros. Su posible influencia en la genética me disuadió. No sé si me he perdido algo, pero nunca he probado drogas alucinógenas, ni siquiera cuando estuve en Brasil. En cambio, sí he probado técnicas muy efectivas como el Hemi-Sync. De todas formas para vaciar la mente practico diariamente un sistema de meditación elaborado por mí con diferentes técnicas. Me funciona mejor por la mañana, antes de comenzar la jornada, y suelo alcanzar niveles muy profundos de relajación.

¿Continúa haciendo regresiones en la actualidad?

Nunca he dejado de investigar y sigo siendo muy crítico. No sería científico aceptar las cosas sin evaluarlas cuidadosamente. Sin embargo, ahora soy más intuitivo. Sigo atendiendo pacientes y fundamentalmente hago regresiones, pero sobre todo estudio la conciencia. Por ejemplo, ¿cómo puede alguien saber lo que está ocurriendo en un momento determinado a seis mil kilómetros de distancia? ¿Cómo establecen los médiums contacto con los espíritus de difuntos? Estudio todo esto. No digo que todo sea religión o espiritualidad, sino algo científico. Se trata de energías y habilidades que tenemos para las que todavía carecemos de explicaciones científicas, pero las tendremos muy pronto.

¿Se está refiriendo a investigación parapsicológica?

A este tipo de investigación hoy la denominamos así, pero dentro de pocos años poseerá carácter de ciencia. Se trata de la energía de la mente. Cuando hacemos un electrocardiograma o en electroencefalograma, por ejemplo, lo que estamos testando es mera energía coronaria o cerebral. La conciencia se encuentra situada a lo largo de todo el espectro. Ahora hay científicos muy serios que estudian todos estos fenómenos. Aunque todavía los situamos en el reino de la parapsicología están deslizándose en el terreno de la ciencia tradicional.

En relación con dicha “energía”, ¿ha tenido alguna experiencia que pudiera calificar de paranormal?

Bueno, no sé hasta qué punto. Hay muchas personas que afirman ver auras y colores. Hace unos años asistí a una pequeña reunión en Estados Unidos con el Dalai Lama. A su alrededor y alrededor de los otros lamas que le acompañaban vi un halo de luz dorada. Se me ocurrió decirlo y con gran sentido del humor todos se echaron a reír diciendo que sí, que tenían esa luz a su alrededor. Estuvo muy bien. También hice unos experimentos en la universidad con unos sanadores chinos para comprobar si la energía de sus manos afectaba a unos cultivos de bacterias y a personas. Funcionó. Creo que estamos empezando a comprender en qué consiste todo este mundo de las energías, el poder del amor, la compasión, etcétera.

¿Cuál cree que ha sido la contribución más importante de la terapia regresiva al campo de la psicología?

Los pacientes se benefician profundamente y en consecuencia sufren menos y gastan mucho menos porque el tiempo de tratamiento se reduce muchísimo. Aunque sólo sea por lo bien y rápidamente que funciona merece la pena ponerla en práctica y estudiarla a fondo. Es terapéutico cuando la persona sigue el proceso y lo vive con emoción, no sirve que un psíquico o un médium les diga lo que fueron en vidas pasadas. Personalmente trabajo en dos niveles. Uno es la validación de los recuerdos, es decir, los detalles históricos, nombres, etcétera. Hay casos de personas que hablan cinco idiomas que no han aprendido en esta vida. El otro nivel es el terapéutico: los pacientes se curan al margen de sus creencias en la reencarnación. Desaparecen los síntomas físicos que padecían, al igual que las fobias, sienten una profunda paz y relajación. Esto es muy notable al margen de nuestra capacidad para explicarlo de forma científica. La fenomenología está clara: la gente se cura rápidamente. A veces es suficiente con un par de sesiones, mientras que antes hacían falta un par de años o más de psicoterapia para obtener resultados. Suele haber recuerdos reprimidos con una gran carga emocional y con la técnica de la regresión afloran casi inmediatamente. Es muy potente.

Algunos investigadores piensan que las historias que emergen durante las regresiones relativas a supuestas vidas pasadas son mera fantasía elaborada por nuestra mente inconsciente para satisfacer al investigador. ¿De qué argumentos dispone para refutar esto? ¿En cuántos casos de los investigados por usted ha podido verificar datos sobre vidas pasadas?

Nuestra mente es sorprendente y apenas empleamos sus poderes creativos, pero al margen de esto cada vez nos encontramos con más casos que parecen confirmar y validar la existencia de la reencarnación. Van más allá de las explicaciones. Recuerdo, por ejemplo, el caso de una mujer inglesa que recordó una vida pasada en Irlanda. Nació en los años treinta y murió en los cincuenta a raíz del parto de su quinto hijo. Los cinco niños todavía vivían y confirmaron todos los recuerdos de la infancia de su madre, tal y como ella los había recuperado durante la regresión. No se trata evidentemente del inconsciente colectivo ni nada similar. Ya contamos con cientos de casos. Cuando preguntas las personas recuerdan perfectamente que sus recuerdos son de una vida anterior. Sin duda, todo esto es muy difícil de demostrar en laboratorio. Como ahora viajo mucho lo que hago es entrenar en esta terapia a unos doscientos profesionales al año en todo el mundo. Cuantos más la practiquen más datos tendremos para una evaluación científica. Se trata de dar credibilidad a esta terapia. Aunque a veces no es fácil discernir lo que es real de lo que no lo es, lo importante en definitiva es que el paciente se cure de verdad. Es increíble que muchas personas con síntomas físicos o incluso con tumores que han sido confirmados por resonancias magnéticas o tomografías cuando se someten a una técnica de regresión se curan. Se trata de cambios fisiológicos palpables. Es una prueba clara de la conexión entre cuerpo y mente.

Algunos de sus libros se venden con un disco compacto con instrucciones precisas para aprender a relajarse y seguir una técnica de regresión en casa. Parece que muchos de sus lectores y pacientes han superado así el insomnio, la ansiedad, fobias diversas, problemas de peso, etcétera. ¿Son realmente efectivos estos discos?

Sí que lo son. Con esa intención los preparé. Pueden adquirirse en inglés, portugués y español. Son muy seguros, no hay mensajes subliminales ni nada parecido. He comprobado que cuando mis pacientes los emplean luego les resulta mucho más rápido y sencillo el trabajo en mi consulta. Asimismo recibo numerosos informes de personas que han tenido experiencias espirituales tan intensas con ellos que han cambiado su filosofía vital.

¿Podría resumir los mensajes más importantes que ha recibido de los Maestros? ¿Cómo los obtuvo? ¿Mediante canalización tal vez?

Creo que todos tenemos contacto con la conciencia o el yo superior, da igual el nombre que utilicemos para definirlo. Pero cuando escuchamos los mensajes se observa que todos giran en torno al amor, la compasión, la ayuda a los demás, etcétera. Eso es precisamente lo que están descubriendo los científicos. A veces cuando leo a Albert Einstein o a otros científicos cuánticos me doy cuenta de que su trabajo es profundamente místico. Es siempre el mismo mensaje: hay mucho más en la vida que no vemos. Somos energía, compasión, amor y tenemos que actuar en consecuencia. Ese es el mensaje. Creo que podemos debatir cuanto haga falta sobre si la reencarnación es real o no, pero en última instancia lo que cuenta es comprender que nuestra verdadera naturaleza es espiritual. Tenemos que sanarnos individualmente y en grupos.

En su libro Lazos de amor muestra que cada uno de nosotros tiene un alma gemela a la que ha amado en reencarnaciones pasadas y con la que espera reunirse en esta vida. ¿Es esto aplicable a todo el mundo? ¿Es posible encontrarnos con nuestras almas gemelas sin pasar por el proceso de la regresión?

Todos tenemos más de un alma gemela. Puede ser un amigo, un padre, un amigo íntimo... Se trata de personas con las que hemos compartido una o más vidas pasadas y las reconocemos inmediatamente por su mirada, el toque de sus manos, la sensación de familiaridad. Están muy próximos a nosotros, nos ayudamos mutuamente y aprendemos juntos las lecciones de la vida. No hace falta una regresión para encontrarlas. Muchísimas personas que han leído mi libro me escriben contándome cómo conocieron a sus almas gemelas. A veces tienen sueños antes de encontrarlas. No hace falta hacer ningún esfuerzo, nos las trae la vida.

Publicado en Más Allá, nº 163, septiembre 2002, páginas 24-28).
© Isabela Herranz

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