Lleva casi cuarenta años consagrado a la tarea de recopilar y clasificar ilustraciones para el archivo histórico de la Mary Evans Picture Library (MEPL), pero en su escaso "tiempo libre" se dedica a otra tarea que inició a los seis años de edad. Ya sabía entonces que iba a ser escritor, aunque no sospechara que iba a convertirse en un investigador de anomalías. Lo supo diez años después, cuando estudiaba bachillerato en Cambridge y por primera vez se encontró con dinero en el bolsillo. ¿Dónde gastarlo mejor que en una librería? Allí descubrió una obra que cambiaría su vida: The Personality of Man. Trataba de investigaciones psíquicas y su autor, G.N.M. Tyrrell, era presidente por entonces de la Society for Psychical Research (S.P.R.).
Pasarían muchos años antes de que Evans se uniera también a la S.P .R y más todavía para convertirse en miembro fundador de la Association for the Scientific Study of Anomalous Phenomena (ASSAP, 1990). Antes tuvo que terminar sus estudios superiores -se licenció en literatura-, y más adelante poner en marcha la MEPL. Corría la década de los sesenta cuando por fin pudo dedicarse a explorar en profundidad aquel mundo fascinante y desconocido que Tyrrell le descubriera en su adolescencia.
En la actualidad sigue trabajando con su esposa, hija y colegas en la MEPL (ver recuadro), pero no ha dejado de leer, investigar y escribir en su tiempo libre... Pronto publicará otro trabajo sobre entidades con las que el hombre interactúa muchas veces sin darse cuenta. Antes de preguntarle sobre este punto, revisaremos la trayectoria vital de un investigador infatigable cuyas teorías han sido fundamentales en el campo de las anomalías.
Háblenos de sus primeros libros.
Primero escribí una novela, y luego varios libros sobre la ilustración. Esta materia ha sido considerada siempre como la Cenicienta de las bellas artes y hace treinta años apenas había libros sobre ella, ni siquiera ahora hay muchos. Me di cuenta entonces que era más fácil escribir libros de no ficción porque no tenías que inventártelos, de forma que decidí aprovechar la documentación gráfica de la biblioteca y escribí dos libros llenos de ilustraciones sobre categorías de personas: bandidos y prostitutas. También hubo alguna otra novela.
¿Cuándo le llegó el turno a lo paranormal?
Me di cuenta que si lo dejaba más tiempo nunca lo haría -el trabajo en la biblioteca era inagotable-. En 1982 publiqué Intrusions, mi primer libro sobre la sociedad y lo paranormal. La actitud popular hacia estos fenómenos difiere enormemente de la adoptada por las instituciones científicas que cuestionan e incluso niegan muchas de las experiencias paranormales que tiene la gente. Luego me metí con las abducciones, un campo lleno de interrogantes, pero me fascinan aún más las historias de fantasmas: provisionalmente y sin estar seguro del todo, creo que seguimos viviendo en otra realidad después de la muerte física y en algunos casos ocurre que hay personas que "vuelven" aquí.
¿Realmente cree que entidades procedentes de otros "mundos" pueden intervenir en el nuestro?
En el caso concreto de los fantasmas sí. Precisamente estoy terminando de escribir un libro sobre ellos. Me interesa sobre todo cómo ha sido la experiencia y qué ha significado para la gente que la ha tenido. Parto de la base de que estas personas dicen la verdad -estoy seguro de que en un 90% es así-, pero luego tengo que analizar de dónde procede ese fantasma. ¿Lo han creado los testigos con su mente? La respuesta es afirmativa en la mayoría de los casos, pero no siempre es así. Y si no proceden de la mente de las personas que los han visto, ¿de dónde pueden venir? Son demasiadas las historias de fantasmas que han sido vistos por diferentes personas, en circunstancias distintas, y no puedes explicarlas, así pues me he convencido de que ciertos fantasmas tienen una existencia objetiva. En algunos casos parece ser algo recíproco, es decir, no pueden explicarse a menos que la persona que ve el fantasma contribuya con su energía.
¿Qué opina sobre las experiencias extracorpóreas y los fenómenos como la telepatía o la precognición?
Es un hecho que el ser humano puede proyectar una especie de réplica de sí mismo, es decir, puede desdoblarse en un viaje astral y proyectar el cuerpo físico de forma que sea visto por otras personas. El caso clásico es aquel en que el individuo está en casa y de pronto se le aparece un familiar en la sala y luego descubre que en ese momento esa persona ha sufrido un accidente o ha fallecido. Si pudiéramos contar todos los casos de estas características en diferentes partes del mundo el número sería astronómico. Aunque muchos de estos testimonios no sean auténticos, son tantos los informes que no podemos negarlos. Creo que es más fácil creer que ocurrieron de verdad y que, en ciertas circunstancias, podemos saber lo que está ocurriendo a gran distancia o lo que ha ocurrido en el pasado o va a suceder en el futuro. A menos que estés dispuesto a aceptar que esto sucede, difícilmente estarás dispuesto a aceptar el resto de los fenómenos paranormales.
¿Qué opina sobre las experiencias de abducción? ¿Son reales? ¿Qué sucede durante las mismas?
Mientras que admito que a veces hay un componente exterior en el caso de los fantasmas, en las abducciones no lo hay. No creo en los extraterrestres. He estudiado cientos de casos y ni uno solo me ha convencido de que no fuera una experiencia "interna". Al igual que ocurre en muchos casos de supuesta comunicación con los muertos a través de médiums, creo que la mente subconsciente hace cosas increíbles continuamente. Por eso no recomiendo a la gente que se meta en ocultismo o cosas así, ni que tome drogas alucinógenas como el LSD excepto en casos muy especiales. Es mejor dejar "libre" a la mente subconsciente porque funciona mejor que nosotros en montones de cosas. Es capaz de crear al margen de la mente consciente una especie de teatro vivo en el que participa el individuo. A mi modo de ver eso ocurre con la puesta en escena de los extraterrestres que, a veces, aparecen en circunstancias de desarraigo social, enfermedad o crisis de identidad, según se desprende de los relatos de los testigos.
¿Qué otros aspectos de la fenomenología paranormal le gustaría explorar?
Si tuviera más tiempo escribiría un estudio comparativo de los síntomas físicos de los brotes religiosos de histeria. Un trabajo así tendría que tener por lo menos 2.000 páginas y, ¿dónde iba a encontrar en editor que se interesara por un libro tan largo? De todas formas quisiera explorar qué ocurre exactamente en las experiencias de histeria colectiva. ¿Por qué en algunas epidemias los afectados sienten temblores o sacudidas y en otras les da por bailar, gatear o dar brincos? Habría que analizar el fenómeno completo, claro. No existen apenas trabajos sobre esto y los pocos que existen como el de Charles Mackay data de 1841. Ha sido reeditado en inglés, pero apenas se conoce. Habría que divulgar más las investigaciones de esta categoría y sobre todo seguir no abandonarlas. Si eres psiquiatra, por ejemplo, ¿cómo vas a tratar a un paciente neurótico si ni siquiera tienes conciencia de lo que la gente es capaz de hacer? Cuando tienes información fidedigna sobre alucinaciones o experiencias visionarias entonces puedes empezar a decir qué le pasa a una persona que afirma recibir visitas de extraterrestres en su dormitorio.
¿Algún otro proyecto menos ambicioso?
Me temo que no. El que tengo entre manos va a llevarme el resto de mi vida. No pretendo publicarlo exactamente, sino hacerlo circular entre profesionales especializados a medida que aumenta. Hace años que empecé a recopilar material para un diccionario biográfico de personajes que no figuran en los diccionarios biográficos o si figuran es por otros motivos. Por ejemplo, de un santo se suele contar que llevó una vida piadosa, pero no que un día un compañero suyo entró en la celda y le vio flotando en éxtasis un metro por encima del suelo... Mi intención es incluir a personas que hayan tenido visiones, sufrido estigmas, experimentado milagros, hablado con los muertos o visto fantasmas. Cuando me muera quizá me encuentren sobre el teclado, añadiendo una nueva entrada de alguna monja bilocada o un ocultista fanático...
Usted tiene cierta fama de escéptico en los círculos de investigadores de lo paranormal, ¿cuál es en el fondo su actitud hacia estos fenómenos?
Creo que nuestro conocimiento sobre ellos es muy limitado, pero a la vez creo que la mente tiene un gran potencial y puede hacer cosas muy raras. Por eso decidí escribir mi tercer libro, el último de lo que considero una trilogía: Alternate States of Consciousness (1989). Trata sobre lo que la gente puede hacer o experimentar cuando se encuentra en un estado alternado... las historias que cuentan son verdaderamente extraordinarias y personalmente me las creo. Eso no impide que sea más escéptico que creyente, en el campo de las anomalías no te queda otro remedio. A veces te encuentras casos de mentirosos patológicos que publican libros con el subtítulo de "historia verdadera", por poner un ejemplo. ¿Cómo no vas a ser escéptico? Sin embargo, intento equilibrar la balanza y obtener una visión global de los fenómenos que investigo. En general, mantengo una actitud abierta y me fascina la credulidad del ser humano y su "deseo de creer", pero mientras que deploro los delirios de algunas personas admiro la capacidad de los humanos para crear mitos. Muchos de los supuestos fenómenos paranormales son simplemente "extensiones" de nuestros poderes mentales que no conocemos ni sabemos explicar como ocurre con el fenómeno de las personas que apagan o encienden farolas.
¿Podría hablarnos sobre este fenómeno? Usted realizó un estudio sobre esto, ¿no es así?
Sí, le presté atención porque disponía de las declaraciones de muchas personas. Lo aislé de otros fenómenos parecidos como interferencias con relojes, electrodomésticos, ordenadores, máquinas tragaperras... y en 1990 inicié el Proyecto SLIDE para poder definir y evaluar este efecto de interferencia en el alumbrado público. Por supuesto, algunos relatos son absurdos, pero he recogido ya más de doscientos casos muy convincentes. En 1993 publiqué The SLI Effect. Me gustaría que algún científico se interesara y consiguiera una subvención para investigarlo en la universidad, pero como ya señalé en Intrusions hace veinte años, lo que no puede explicarse desde el punto de vista de la ciencia o la teoría religiosa tiende a "negarse". Es una pena porque estoy convencido de que la investigación científica de las anomalías ampliaría dramáticamente el conocimiento de nosotros mismos y del universo que habitamos.
MARY EVANS PICTURE LIBRARY
Todo empezó con una pequeña colección de grabados y estampas personales y hoy, casi cuarenta años después, aquella colección iniciada por el matrimonio formado por Mary y Hilary Evans se ha convertido en una de las fuentes de documentación histórica gráfica más ricas y diversas del mundo.
Nunca pudieron imaginar que una colección que cabía en unos pocos archivadores dentro de un armario ropero alcanzaría las dimensiones que tiene en la actualidad: cuenta con varios millones de ilustraciones y ha sido reinstalada en un antiguo edificio que en otro tiempo sirvió como salón parroquial. Hay cientos de archivadores repletos de ilustraciones y en las estanterías reposan auténticas joyas de bibliófilo rescatadas de librerías de anticuario, pero también de mercadillos de viejo.
"Nos fuimos implicando más y más -comenta Evans- y ahora disponemos de la mejor biblioteca del mundo en su estilo, con sus limitaciones evidentemente. Nunca podremos acceder al material de los museos, pero así y todo poseemos un archivo histórico único. Tenemos algunas categorías muy valiosas como la denominada 'conceptos'. Son imágenes recreadas por artistas que han intentado reflejar interacciones con otros reinos de la mente, desde sueños y meditaciones hasta temas abstractos".
Mary Evans Picture Library
59 Tranquil Vale
Blackheath
Tel: (44)+(0) 20 8318 0034
Fax: (44)+(0) 20 8852 7211
email: info@mepl.co.uk
Publicado en Más Allá, (nº 140, octubre 2000, páginas 56-60).
© Isabela Herranz
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