sábado, 9 de octubre de 2010

ALGAS: NUTRIENTES Y BIOMEDICAMENTOS DEL SIGLO XXI

Su elevada concentración en sustancias vitales convierte a las algas en uno de los alimentos más valiosos del planeta. La medicina y la cosmética las han concedido un lugar de honor por sus propiedades para revitalizar y rejuvenecer.

“Las algas son una delicadeza digna del invitado más honorable”, escribía en China Sze Teu en el siglo VI a.C. Los japoneses las aprecian si cabe más aún que los chinos, sin embargo hay occidentales que se refieren a ellas “como alimentos para peces”. Ciertamente son una fuente de nutrición básica para los animales marinos, pero también para los seres humanos por su gran riqueza en minerales y oligoelementos. Poseen los que más necesitamos: calcio, hierro, potasio, yodo, magnesio, zinc, y también vitaminas A, B, C, D3, E y K. Hasta la vitamina B12, ausente en muchas verduras, está presente en ellas. Ciertas algas como la ulva lactuca, por ejemplo, es diez veces más rica en vitamina C que la naranja y posee el doble de vitamina A. Otras como la microalga klamath contiene molibdeno, un elemento que mejora la absorción del flúor, favorece el metabolismo de las proteínas y transforma los residuos (purinas) que estas generan. Sus propiedades terapéuticas son tan numerosas que están indicadas en todo tipo de estados carenciales, así como para tratar múltiples trastornos funcionales (nerviosismo, angustia, estrés, insomnio, etcétera) y en la prevención de enfermedades como el bocio por su alto contenido en yodo.

Melenas de sirena
Con apelativos tan sugestivos como musgo de Irlanda, cabello de sirena, espagueti de mar, boa emplumada o uva de mar, estos vegetales carentes de hojas, raíces y tallos propiamente dichos se han ganado un lugar de honor en el campo de la nutrición -sólo tienen contraindicaciones en el caso de hipertiroidismo agudo-, así como en la medicina, la cosmética y la industria. Con ellas se producen colas para los aprestos de sedas y telas, yeso para emplastecer o cemento para alicatar, betunes para zapatos, pegamentos y barnices. También parecen constituir una excelente materia prima para producir un gas combustible parecido al metano, según las investigaciones llevadas a cabo sobre las algas macrocystis pyrifera y la macrocystis intergrifolia.

Si la industria de las algas mueve miles de millones de dólares al año, la cosmética y la medicina no se quedan atrás. Cada vez son más las investigaciones que se efectúan para comprobar los importantes beneficios que estos vegetales marinos aportan a la salud siguiendo una tónica iniciada a finales de los años cuarenta por la doctora británica Kathleen Mary Drew. En 1949 descubrió en Japón que el alga porphyra (nori) producía esporas y los japoneses no tardaron en aprender a cultivarla aumentando así su producción de algas que se ha convertido en la de mayor volumen del país.

Otros estudios científicos como los realizados por la universidad McGill en Montreal hace varias décadas mostraron que una sustancia llamada ácido algínico ayuda a eliminar toxinas y a reducir la absorción del cuerpo de metales pesados y radioactivos como el estroncio.

Como complementos nutricionales su popularidad ha ido en aumento, especialmente determinadas microalgas como la espirulina y la chlorella. Además de las microalgas, auténticos biomedicamentos del siglo XXI, en un planeta que está agotando rápidamente las fuentes de alimentación tradicionales, las algas desempeñan actualmente un papel clave en la dieta mundial. Se conocen más de 24.000 especies y hasta ahora sólo se comercializan unas pocas para la alimentación humana. No obstante, a pesar de su extraordinario valor alimenticio muchas personas no se sienten atraídas por su sabor. En este sentido los asiáticos y los hawaianos tienen mucho que enseñar ya que saben prepararlas de forma exquisita. Sin duda es cuestión de acostumbrarse a su sabor y de aprender a cocinarlas (ver recuadro). Otro aspecto a tener en cuenta es que son económicas –se expanden considerablemente cuando se remojan-, pero sobre todo no debe olvidarse que resultan ideales para prevenir y combatir enfermedades. Algunas depuran la sangre y reducen los desechos radioactivos y los metales pesados (wakame y kombu), mientras que otras son buenas expectorantes y combaten el estreñimiento crónico y los trastornos urinarios (agar-agar y musgo de Irlanda). También las hay reconstituyentes y remineralizantes (dulse y espirulina) o indicadas para la disolución y eliminación de los depósitos grasos (agar-agar, arame y nori). Una ingesta regular de estas verduras marinas puede aportar una importante mejora a nuestro sistema inmunitario. Y no hace falta comer muchas: es suficiente una cantidad pequeña para obtener beneficios.


VARIEDADES DE ALGAS COMESTIBLES
  • Agar-agar: Se obtiene de diferentes especies de algas de la familia de las gelidiáceas y es rica en oligoelementos y calcio. Suele utilizarse como una gelatina vegetal, ya que es muy fácil y rápida de usar en forma de copos para hacer aspics de verduras o todo tipo de postres. En microbiología se usa como caldo de cultivo.
  • Musgo de Irlanda (chondrus crispus): Elevado contenido en mucílago y rica en yodo, sales minerales y vitaminas A y C. Tiene un sabor neutro y se usa para espesar sopas, postres y purés.
  • Dulse (rhodymenia palmata): Elevado contenido en proteínas, yodo, potasio, hierro y fósforo. Sabor algo picante. Se sirve cruda como aperitivo y se añade a ensaladas tras ponerla en remojo. Se toma también salteada con cebolla y verduras. Resulta deliciosa rebozada y frita.
  • Fucus (fucus vesiculosus): Contiene 12 microgramos de yodo por 100 gramos y es rica en ácido algínico y vitaminas A, B, C y E. Se prepara en decocción y se toma el líquido.
  • Kombu (laminaria ochroleuca): Rica en calcio, yodo, ácido algínico y vitaminas A, B2, C, D y E. Se comercializa en tiras y se emplea en sopas y guisos de legumbres: ayuda a digerirlas mejor. Es muy buena para diabéticos por su contenido en fucosa y manitol, dos azúcares simples que no aumentan el nivel de azúcar en la sangre.
  • Arame (eisenia arborea): Elevado contenido en manitol, un azúcar natural, así como en calcio, yodo, proteínas y vitaminas A, B1 y B2. Su sabor suave y dulzón acompaña muy bien verduras y postres.
  • Hijiki (hizikia fusiforme): Muy rica en hierro y calcio. Puede tomarse cruda y es ideal como guarnición para los cereales. Revuelta con ensalada es muy decorativa.
  • Nori (porphyra umbilicalis): Contiene abundantes proteínas, clorofila, minerales y vitaminas A, B1 y C. Su intenso sabor la convierte en un condimento delicioso (tostada y desmenuzada). También se emplea para envolver croquetas de cereales, sobre todo arroz, y el pescado crudo al estilo japonés.
  • Wakame (undaria pinnatifida): Es muy rica en calcio, hierro y magnesio, así como en vitaminas C y B. Es un ingrediente básico en la sopa japonesa de miso. Es deliciosa simplemente remojada y añadida a las ensaladas o cocinada como guarnición con cebollas y otras verduras.
  • Espagueti de mar (himanthalia elongata): Elevadísimo contenido en hierro y potasio. Sabor parecido a la sepia. Se fermenta como si fuera choucroute.


MICROALGAS
Las microalgas se emplean más como complemento dietético encapsulado que como alimento. Todas ellas están indicadas para trastornos diversos desde cansancio físico e intelectual, estados carenciales por desnutrición o quimioterapia hasta dietas de adelgazamiento pasando por estados gripales, diabetes, asma o trastornos intestinales.

  • Espirulina (spirulina platensis): Contiene un 70% de proteínas y elevado contenido en vitaminas A, B1, B2, B12, además de hierro, potasio y magnesio. 
  • Klamath (alphanizomenon flos-aquae): Contiene los ocho aminoácidos esenciales que no metaboliza el organismo, así como vitaminas B9, B12 y C. Lo más importante es la gran variedad de minerales que contiene: calcio, flúor, silicio, magnesio, vanadio y molibdeno.
  • Chlorella: Elevado contenido en zinc, vitamina B12 y clorofila, importante antiséptico natural estimulante del peristaltismo intestinal.
 Publicado en Año Cero, nº 136, noviembre 2001, páginas 81-82.
© Isabela Herranz 

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